Capítulo 12 - Relación profesor-alumna (1)
Todos en la Academia tenían que ser evaluados, y eso incluía a los profesores. La gente asumía que el trabajo de un maestro era juzgar a los alumnos; cuando en realidad tenían que ganarse ese derecho. Se evaluaban desde sus logros de investigación hasta su metodología de enseñanza y calidad de conferencias. Tanto los estudiantes como los profesores estaban bajo observación.
En ese sentido, la matriculación de alumnos durante el nuevo semestre siempre fue motivo de temor para los docentes. Dependiendo del éxito del último semestre, el número de estudiantes que se inscribían en una clase aumentaba o disminuía. Por supuesto, para un profesor popular eso no era un problema.
"Huh".
Wayne Hill, el profesor a cargo de “Plantas, insectos y tierra”, suspiró frente a la oficina de la Academia. A primera vista parecía un estudiante, pero en realidad era un profesor que había estado enseñando durante dos años en la Academia. La parte negativa era que también había sufrido el dolor de que sus clases fueran cerradas debido a la falta de interés del cuerpo estudiantil. Se preguntó qué pasaría ese semestre. Wayne Hill recordó el rostro aterrador del decano.
"Profesor Hill, espero que podamos enseñar a muchos estudiantes las maravillas de la naturaleza el próximo semestre".
Wayne quería enseñar tanto como fuera posible, por supuesto, pero sus clases siempre habían sido impopulares, probablemente debido a su propia personalidad tímida. Ni siquiera podía contar un chiste en clase. Deseaba poder ser una persona más interesante o acostumbrarse a hablar en público.
Se arregló sus gruesos anteojos y despeinó su cabello gris intentando calmar sus nervios, pero no tuvo éxito. 'Genial'. Abrazó el pesado libro de ilustraciones de plantas que traía consigo como apoyo emocional y abrió la puerta delante de él.
La oficina del director solía ser un lugar tranquilo y solemne, pero el comienzo del semestre había sido una historia diferente. Estaba lleno de nuevos estudiantes recogiendo horarios, profesores confirmando el registro de estudiantes y la oficina en general ocupada. Incluso había un dicho que decía "guárdate las horas extras para el nuevo semestre".
"Perdóneme".
Wayne se acercó al empleado a cargo del registro de clases.
"¡Ah, el profesor Hill está aquí!".
El empleado era una persona joven. Su expresión era amable, a pesar de que sus ojos estaban oscuros por el cansancio. Wayne esperaba que estuviera bien. No pudo reunir el coraje para comentarle su preocupación, así que simplemente balbuceó "Registro de clase". Realmente odiaba esa tímida personalidad que tenía.
"Ah, ¿te refieres al registro de clases para 'Plantas, insectos y tierra'?"
El recepcionista abrió alegremente un cajón grande y comenzó a rebuscar en los archivos. Cada vez que hojeaba un documento, el corazón de Wayne daba un vuelco. Ya había vislumbrado dos hojas de papel con la palabra “Cancelada” escrita en rojo. Por supuesto, había algunas ventajas en una clase cancelada: definitivamente tendría más tiempo para el estudio privado, pero eso sería todo. El costo de la investigación y el apoyo disminuiría y, si continuaba de ese modo, podría ser expulsado de la Academia en poco tiempo. Lo mejor sería que tenga la clase abierta tanto tiempo como pueda.
"¡Ah, aquí está!"
El empleado sacó una fina carpeta de papel.
'...¡Es demasiado delgada!'
Wayne Hill tomó rápidamente los archivos y salió apresuradamente de la oficina. 'Ay Dios mío'. El libro de asistencia era tan escaso... Teniendo eso en cuenta, esperaba un único resultado: que hubiera cinco alumnos, el número mínimo de personas que podría evitar que se cerrara la clase.
'¿Acaso cerraron el curso...?'
'¡Por favor, Diosa de la hierba! ¡Madre Tierra! ¡Por favor, sálvame de la cancelación!'
Abrió lentamente el archivo con los ojos entrecerrados. No pudo encontrar el coraje para mirar dentro de una vez, así que giró la cabeza para mirar el cielo despejado fuera de la ventana y luego miró el archivo.
Número total de estudiantes: 5.
'¡Cinco…!'
La mano de Wayne Hill tembló. Esos cinco estudiantes, aunque pequeños en número, fueron su salvavidas. ¡Él podía seguir enseñando! ¡No iba a desaprovechar esa oportunidad!
"Gracias a dios…"
Había alguien a su lado que parecía hacerse eco de su alivio. Wayne Hill volvió la cabeza sorprendido al ver a la persona a su lado. Era una chica delgada con cabello rubio hasta la cintura. El uniforme impecable le indicó que era una estudiante de primer año. Ahora que lo pensaba, la había visto en alguna parte antes.
'¿Dónde...?'
No lo recordaba, así que Wayne Hill la miró un poco más. La niña tenía su horario y un mapa del campus en sus manos, y lo miraba con el rostro de alguien a quien le acababan de dar una muy buena noticia. Wayne sonrió distraídamente. Era extraño tener una sensación de compañerismo con un estudiante. De repente, la alumna se volvió para mirar a Wayne como si sintiera su mirada, con sus ojos morados llenos de sana curiosidad.
¡Tuk! Wayne Hill dejó caer su gran libro sobre plantas ilustradas con sorpresa. "¡Agh!"
Los bordes duros del pesado libro le golpearon el pie y cayó al suelo con dolor. El libro yacía arrugado en el suelo. ¿Qué clase de profesor se sorprende al ver a un estudiante de primer año? Quería morirse de vergüenza, era un espectáculo patético. ¿Y si hubieran rumores sobre eso? Sería un problema si alguno de los cinco estudiantes de su clase la abandonara debido a eso.
"¿Estás bien?"
La chica se arrodilló rápidamente frente a él.
"Estoy bien".
Wayne Hill se frotó el pie mientras la alumna recogía rápidamente el libro caído.
"Es la enciclopedia ilustrada sobre plantas del Dr. Rogers".
Wayne Hill miró hacia arriba y vio a la estudiante frente a él mirando con deleite la enciclopedia. La mirada en sus ojos era la de alguien que había visto su libro favorito.
"Lamento que tu libro esté arrugado".
Intentó aplanar las esquinas del libro frunciendo el ceño.
"No hay problema".
Wayne aceptó el libro e hizo una pequeña reverencia en agradecimiento.
"No tendré ningún problema para leerlo así".
"Pero es un libro precioso".
Sus ojos todavía estaban pegados en la portada del libro. Wayne no pudo evitar preguntarle a la joven que parecía reconocer su valor.
"¿Lo has leído?"
“En el estudio de mi padre. Tiene una colección personal de sus libros favoritos que me gustaba leer yo misma".
"Tu padre tiene buen ojo para los libros".
"¡Incluso si uno no puede leer, las ilustraciones del Dr. Rogers son invaluables!"
La niña todavía estaba arrodillada frente a Wayne y juntó las manos con entusiasmo.
"Dr. Rogers fue un artista, un aventurero y un erudito. ¡La recopilación de su genio está en ese libro!".
Wayne estuvo completamente de acuerdo con ella.
"Sí. Sus escritos sobre sus viajes están allí. La importancia de esto es impensable".
"Ya tiene doscientos años, pero incluso después de otros doscientos, ¡seguirá siendo un clásico!".
Su respuesta entusiasta hizo sonreír a Wayne Hill. El dolor en su pie fue olvidado hace mucho tiempo.
"... Lo siento, no sé por qué estoy diciendo todo esto así de la nada." La chica parecía un poco avergonzada. “Supongo que estaba emocionada de saber que mi clase favorita no fue cancelada. Perdóneme".
"Entiendo".
Wayne asintió. Estaba feliz de que su propia clase no fuera cancelada también. Ella pareció dudar por un momento y luego se presentó.
“Soy Louise Sweeney. Este es mi primer año aquí".
"Ah" Wayne Hill recordó de repente dónde la había visto antes. "¡Eres la mejor alumna de la clase!"
“Es un poco vergonzoso si me recuerdas por eso".
"Y eres la única hija de la familia Sweeney".
Wayne Hill, que estudió biología, conocía bien a su familia. Una vez le pidieron que realizara una investigación con ellos.
"Ya veo..."
Louise miró al profesor Hill como si se preguntara quién era. Por supuesto, poca gente conocía su identidad y la mayoría de los profesores que enseñaban allí tenían más de cuarenta años. Wayne Hill, de veinticinco años, ostentaba el récord de ser el maestro más joven de la historia, pero no se parecía mucho a un miembro de la facultad.
"Soy..." Se puso de pie con la enciclopedia de plantas y el libro de asistencias. Animado, le tendió la mano a Louise. Era algo notable considerando lo cauteloso que solía ser con los extraños. "Soy el profesor Wayne Hill".
Louise se levantó del suelo sorprendida.
"¡¿Profesor Wayne Hill?!"
"Sí".
Louise agarró su horario con fuerza y lo miró en estado de shock.
"¿Te refieres al profesor Wayne Hill, el genio que se convirtió en profesor de la Academia a la edad de veintitrés años?"
"Bueno, señorita, no soy realmente un genio..."
"¡Leí su tesis de la estantería de mi padre!"
"El Señor Sweeney siempre me sobrestima. No puedo creer que un artículo como ese haya terminado en esa gloriosa biblioteca..."
Agachó la cabeza avergonzado, abrazando su grueso libro.
“¡Esperaba conocerlo en la Academia! Estoy tan feliz".
Louise miró su reloj y luego miró hacia arriba en tono de disculpa.
"Supongo que debería irme ahora".
"¿Tienes clase?"
"Sí, no puedo llegar tarde a la primera clase, incluso si no quiero ir". Louise se inclinó cortésmente. "Fue un placer conocerlo, profesor".
"Oh, yo..."
Se sorprendió al ver que ella parecía sincera en su felicidad. Como si entendiera su rostro preocupado, le dedicó una suave sonrisa.
'Qué chica tan amable'.
Para cuando logró salir de sus pensamientos, Louise Sweeney ya estaba a varios pasos de distancia. No fue hasta que ella desapareció más allá del pasillo que él abrió su libro de asistencia. Sus ojos se posaron en un nombre familiar escrito en él.
Louise Sweeney.
Parecía que esa estudiante, que estaba lo suficientemente interesada en las plantas como para leer el libro del Dr. Rogers, estaba en su clase. Tenía el presentimiento de que forjarían una relación bastante buena entre profesor y alumna.
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