Capítulo 34 – El punto de vista del ex prometido (1)
Sus ojos se encontraron, y los labios de Ian se curvaron hacia arriba en una sonrisa. Louise sólo podía mirarlo. No estaba la mezcla habitual de travesura y ligereza que a menudo tenía en su sonrisa. Ahora sus labios parecían tener un peso y una seriedad muy diferentes a los de antes. Como si las palabras que tenía en la boca se dijeran con la máxima autenticidad.
'No, no'. Louise trató de negar la idea. En ese momento, una confesión seria no podía salir de su boca. Ian era una persona imparcial. Le había dicho a todos sus amigos que le gustaban y les había dado fresas, así que simplemente estaba haciendo lo mismo con ella. No debía confundir las palabras que él le había dicho a otras personas.
Era como cuando un cantante de ópera decía: 'Gracias a mis fans. Los amo a todos'. Eso significaba que existía una persona que era particularmente especial, así que Louise no debía confundirse. Ella no sabía por qué seguía cayendo en esa ilusión.
"Louise".
"¿Sí?"
Ahora... ella estaba segura de que él iba a decir que le gustaba. Y que era ese tipo de fresa y ella le había dicho que lo hiciera. Entonces, ¿qué debería decir a cambio? ¿'Oh, es un honor recibir la confesión del Presidente', tal como lo hizo Claire? ¿O debería responder con lo mismo?
'Sí, tú también me gustas'.
Bueno.
"Lo siento, Louise".
"Sí, tú también me gustas".
"..."
"¡...!"
Sus palabras sonaron en los oídos de Louise.
'Lo siento, Louise'.
¡Era una locura! ¡Era una locura, Louise Sweeney! El idiota que se suponía que debía responder acerca de gustar a alguien, se disculpaba en su lugar! ¡Nunca hubiera esperado que Louise le dijera lo mismo!
"–fresas. También me gusta que fresas me des".
Louise enmendó su sentencia apresuradamente, sintiendo que todas sus esperanzas y sueños se habían escapado de su cuerpo.
"Tu gramática es rara".
"Está bien, pero–"
Louise se vio obligada a aceptar. Según la gramática sagrada de Crond, el objeto venía antes que el verbo.
"P-pero basado en la lengua Ajentin, es gramática normal".
Louise rápidamente ideó un idioma de un país lejano del que en realidad sólo conocía la palabra 'hola'.
"Tener conciencia internacional es muy importante, ¿verdad?"
"Tienes razón".
Ian quedó impresionado por la conclusión de Louise.
"Saber expresar lo que uno quiere con las fresas sigue siendo una necesidad para la conciencia internacional".
Metió la última fresa en su boca y luego murmuró algo. Probablemente era el idioma Ajentin con sus sonidos respiratorios y pronunciaciones suaves. Ella no sabía exactamente lo que había dicho, pero dadas las circunstancias, adivinó que era 'me gustan las fresas'.
"De todos modos, me disculpo por mi ignorancia al decir que los pepinos y las fresas eran la misma cosa".
"Me alegro de que lo entiendas".
Louise levantó la barbilla. La verdad era que todavía se sentía avergonzada por su error anterior y quería arrastrarse en un agujero.
"¿Vas a volver al dormitorio?"
"¿Cómo lo sabías?"
"Te resfriarás si sigues caminando por la Academia así". Tenía razón. Sería desafortunado que se resfriara antes de los exámenes. "Te llevaré de vuelta, vamos".
Ian dio un paso adelante y le hizo un gesto a Louise para que lo siguiera.
"¡Estoy bien!"
La voz de Louise salió como un chirrido agudo. Para ser honesta, ella no quería estar con él ahora. El estúpido lapsus de su lengua todavía resonaba en su cabeza. Probablemente se burlaría de ella en los próximos años. ¿Cómo podía segur entregando municiones al enemigo?
"Puedo ir sola".
"¿Ir por ti misma?" Ian asintió con la cabeza hacia la ventana. Louise se había olvidado de las condiciones meteorológicas actuales. "¿Cómo vas a salir sin paraguas?"
"Pediré prestado el de otra persona".
"Buena idea. Aquí hay uno".
Ian sonrió mientras levantaba su paraguas. Esta vez tenía su habitual sonrisa traviesa que siempre hacía delante de ella.
"Entonces, por favor".
Louise asintió con la cabeza, sintiéndose más relajada ante su expresión más ligera. En el camino a la salida del edificio, Ian fue recibido por los estudiantes que habían recibido las fresas. Él, por supuesto, respondió amablemente a todos.
"Eres muy popular".
"Ser muy querido es importante".
Louise se sorprendió un poco de su respuesta. El Ian de la novela original no habría respondido eso, ya que despreciaba la atención de los demás.
"Así que te has comprometido..." Louise murmuró a sí misma, e Ian abrió su paraguas. "Ha pasado un tiempo".
Se acercó a Louise mientras estaba de pie bajo el paraguas, y Louise caminó unos pasos hasta él.
"No es una cuestión de compromisos".
Él respondió de una manera pausada y tiró suavemente de su hombro en un movimiento muy natural. Ella sintió el calor de su mano sobre sus fríos hombros. Louise levantó la cabeza para mirarlo cara a cara.
"Son las enseñanzas de la familia Sweeney".
Louise se dejó llevar por su brazo. A medida que avanzaban, sus oídos se llenaban con el sonido de la lluvia que caía. No, del sonido de la lluvia y el paraguas encontrándose con el otro. Louise volvió su mirada hacia él de nuevo.
"... ¿Las enseñanzas de la familia Sweeney?"
"Haz uso de todo lo que tienes". Apretó el agarre del paraguas mientras soplaba un viento fuerte. "Se trata de aceptar todo lo que te han dado. Puede sonar simple, pero en la práctica no es fácil".
"Sí. El Presidente–"
"No, me refiero a ti, Louise Sweeney". Ella no respondió y él simplemente siguió hablando y le dio una cálida palmadita en el hombro. "Sé que la situación sobre la familia Sweeney no siempre es buena".
"Correcto. No pertenecemos".
Eran demasiado ricos para ser plebeyos, pero carecían del poder y la sangre para ser nobles. La familia Sweeney tenía una identidad única que no pertenecía a ninguna parte.
"Y no te quejas nunca".
"Quejarse..."
Louise repitió la palabra y, por un momento, se acordó de una niña. Una chica que tenía muchas razones para quejarse. Una chica que no tenía nada. Una chica que no tenía autoestima.
"No tengo motivos para quejarme".
Louise respondió con la mayor calma posible con la imagen de la niña flotando en su mente.
"¿Es así?"
"No he tenido nada más que cosas buenas a mi alrededor".
La lluvia cayó un poco más pesada, subiendo gradualmente hacia una tormenta, y el agua en el suelo se arremolinaba mientras buscaba espacios para llenar. Finalmente vio el edificio de dormitorios en la distancia con los estudiantes corriendo dentro y doblando sus paraguas.
"Vamos un poco más rápido".
Louise asintió con la cabeza e igualó su ritmo e Ian la miró con una expresión preocupada. La lluvia ocasionalmente entraba debajo del pequeño paraguas y mojaba su cabello, por lo que lo inclinaba un poco más para protegerla por completo. Era poco más que inútil. ¿Por qué no había traído un paraguas más grande? Aún así, decidió que le gustaba ver a Louise corriendo hombro con hombro con él.
La entrada del dormitorio estaba cerca ahora. Sin embargo, había una pequeña preocupación. ¿Estaba bien que los otros estudiantes los vieran tan juntos? Existía la posibilidad de un malentendido. Louise sonrió brillantemente a Ian y luego se deslizó por debajo de su paraguas, tomando unos pasos para llegar al saliente sobre los escalones de entrada. La fuerte lluvia cayó sobre su cabeza, pero sólo por un momento. Louise levantó el pie hacia los escalones.
"Gracias. El Presidente también ayuda a los estudiantes... ¿oh?"
Su pie se deslizó en los escalones empapados por la lluvia. Louise, que tenía un pobre sentido del equilibrio, comenzó a caer.
"¡De verdad, idiota!"
Ella lo escuchó gritar mientras el sonido del paragua caer al suelo resonaba alrededor.
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Nota: Las estructuras gramaticales funciona de manera diferente en coreano, así que lo modifiqué para que puedan entender la idea.
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